jueves, 23 de septiembre de 2010

molotov skrotov


-Eh colega pásamelo
-Espérate tío, mira todo lo que queda aun…
-Eh que no te rayes que me lo pases ya, te lo estás pinchando
-hostia que pesado eh, anda toma que me estás poniendo de los putos nervios
-buah, sabes lo que me han dicho que es la hostia? Una página que la miras y es como si por un momento te hubieses tomado ácido
-pero eso es de verdad?
-que sí joder, se llama neave strib, o star, o strub… bueno algo así
-hahahaha… chaval me das pena…
- me hablas a mi vagabundo hijo de puta?
-pues claro que te hablo a tí, ves a algún otro hijo de puta más tonto que tú por aquí?
-me cago en la…!! Puto viejo que doy pena dice hahahahhahaha el vagabundo este “to tirao”… hahahahahah va toma un pavo, a ver si te da para unas empanadillas o algo cabrón…
-pero tú que te crees que tu pelo largo y tu chaqueta de cuero te hace real? Te crees que por decir que las drogas son la hostia vales algo? Hahahaha claro que das pena, ahí vosotros que quereis rescatar los buenos tiempos y lo único que hacéis es mancillarlos, tu eres un asesino, eso es lo que eres, un asesino…

…………………………………………………………………...
La policía no corre mucho, total el aviso es de un vagabundo… ya no queda nada de él, sigue arañando el edificio y las cenizas supongo que se habrán volado, quizás simplemente hayan desaparecido, no importa, a nadie le importa, ese atisbo que se estaba ensuciando ya no está y todo aquello ya quedó atrás donde ya no puede pudrirse…
no existe ningún niño de pelo largo
no existe ninguna chaqueta de cuero
no existe ningún mendigo
ni existe ningún incendio al que corra la policía
o puede que sí no lo se
pero en
caso de exista todos hemos
sido
su
asesino

domingo, 29 de agosto de 2010

3 14

Se vuelven a ver a las 03:30 a.m.
Él confuso entre el papel, dice que no encuentra cartón, un tanto sulfurado incluso.
Ella se ríe, no puede evitar aunque quiera que le robe una sonrisa y le da un abrazo.
Aprieta fuerte, no vaya a ser que se desvanezca como el último.
Aunque está muy asustada siente que no puede ser más feliz.
Se aparta un momento porque a ella le repite el tequila y pide agua a su amiga para no notarlo.
Se vuelve a girar y echa a reír.
Le ve buscando mechero tocándose desde fuera todos los bolsillos.
Ella saca su mechero y se lo enciende y él le sonríe con un ojo medio cerrado y ella, sin poder evitarlo le corresponde, le encanta su momento.
Se sientan a un lado de un garito muy pegados donde las voces no se atreven a interrumpir.
A ella le empiezan a golpear los recuerdos en la cabeza.
Él la agarra más fuerte, se siente sola en el mundo las voces que gritan no existen, tampoco hay dos borrachos intentando pegarse en la acera de enfrente. El humo se lleva todas las preocupaciones.
Él escupe y con una cara estrambótica, causa de haberse tragado una mosca, le dice entre una tos seca y voz ronca, “vamos dentro?” .
Ella le besa y mantiene la cabeza apoyada sobre su hombro.
Él capta el mensaje y da otra calada con una sonrisa.
Ella le vuelve a besar sin soltarse las manos, con las que juegan a hacer formas y a crear los más complicados lazos.
El alcohol juega de su contra, a ella le ha obligado a hacer lo que hace tiempo ya deseaba pero no se había atrevido.
Él se hace el duro intentando convencerse a sí mismo de que esta noche ha triunfado como otras tantas y esta es otra chica como otras tantas.
De repente a ella le suena el móvil.
Un padre enfurecido que busca el sosiego de tener a su hija en casa, fuera del alcance del peligro contra el que la intenta proteger… estampándoselo en la cara a hostias (pero eso es otra historia).

En lo único que piensa es en él. No puede dormir. Solo hace que darle vueltas su cuarto sobre el eje de su ventilador mientras rememora el beso que le ha cegado mientras ella surcaba su cresta agarrándola con sus dedos, mientras le metía la mano por dentro de su camiseta de tirantes.
Sentía la alegría de Penélope al ver regresar a su querido Ulises.
Al día siguiente emplea dos horas en cambiarse.
Empieza a sentir frío.
Intenta convencer a sus amigas para hacer la ruta del día anterior, pero se muestran impasibles ante la idea de no ir al club deseado.
Toma ruta ella sola.
Una hora y cuarto después, lo ve riéndose con una chica, robándole sonrisas como a ella ayer.
Le cae una lágrima.
Se desvanece y se convierte en polvo.
Él ve la escena, se pone nervioso, no sabe muy bien qué hacer.
Una vez más, su cabeza se ilumina con una lúcida idea.
Se sienta al lado del polvo.
Chispea pero no importa, él está resguardado.
Saca las herramientas, y las pone en el suelo particularmente ordenadas.
Quema el polvo, mezclado ya, adquiere un color puro y sale un humo blanco, lo mete dentro de la jeringuilla.
No duda. Inyecta su jeringuilla, perfectamente esterilizada, diría incluso que impoluta, en la vía intravenosa.
Se levanta y se pone bajo el manto de la fuerte lluvia que hace inapreciable una lágrima que recorre su mejilla.
No puede ser más feliz.

lunes, 21 de junio de 2010

asuntos entrañables

Cuándo llegó el momento en qué alguien se dio realmente cuenta de que defecar y no limpiarlo más tarde era una verdadera guarrada?, es decir cuando convertimos el amontonamiento de mierda en la trastienda en algo considerado políticamente incorrecto?
Nos aferramos roles sociales que nos hacen desear, algunos incluso teletransportarse, a un mundo paralelo al nuestro, en el que todo es a nuestro gusto… buscamos de forma ansiosa cualquier medio de transporte que tome la vía rápida y directa hacia nuestro mundo particular donde nuestro amor propio es equiparable al poco que tenemos fuera, probamos con todo, ya que nada nos da más miedo que permanecer amedrantados ante la idea de permanecer frente al sórdido monstruo que llamamos sociedad… drogas, alcohol, trabajo, drogas, histeria, noches que no acaban hasta que llegas a una cama donde no es el fin sino tan solo una tregua, drogas, sociabilidad, aislamiento y también entre muchas otras más drogas
En el fondo sigo parado aquí y lo único que me dedico a hacer es escribir, en tu caso leer, cagarme en la puta… y soltar todas estas mierdas de un mundo que ni siquiera sé qué es ni cómo funciona del todo y todo por la estúpida idea de que algo me cabrea… como por ejemplo que mis notas vayan a ser deplorables, mi novio de 16 años no me quiere realmente, pienso que no tengo ni un amigo real, nadie me entiende pero yo tampoco entiendo a nadie (no la caguemos con tópicos estúpidos de niña de 16 años, pero este es jodidamente real)… en fin el colocón se me está pasando y con él mis ganas de escribir, las cuales sorprendentemente sincronizadas con mis crecientes ganas de cagar; quizás no me limpie.

sábado, 12 de junio de 2010

the irish goat

1991, norte de Dublín (Irlanda), 2:35 am, jueves, lluvia, cinco sillas en un antro ocupadas por los personajes de la siguiente historia, algunas docenas de jarras vacías encima de la mesa y un papel arrugado y escrito con numerosas faltas de ortografía al que todos miraban sin prestar mucha atención.


Joel bebía el último trago de su cerveza mientras se rascaba su testículo izquierdo y aun colocado de los dos cuartos de una pastilla de speed que se había metido haría una hora y media.


Shawn era el mejor amigo de Joel, su compañero de picos desde los catorce años, era el que estaba cantando lo que ponía en el papel arrugado; influenciado por the clash y joy division componía canciones sin mucho talento de las que los demás empezaban a hartarse.


Michael Dubonsky, vino a una universidad de Dublín con una beca de estudio, conoció a la hermana de Shawn, se enamoró de ella, tras numerosos noes empezaron a salir, y eso provocó que pasará tiempo con Shawn y Joel y así es como un alumno becado de sobresaliente pasó a ser un enamorado de las drogas duras y del grunge.


Trixie, la hermana de Shawn; lo único que le diferenciaba de su hermano es que ella sabía distinguir el momento de aparentar ser responsable del que simplemente no importa.


Genize, también era una conocida de Trixie por la universidad; era una gafapasta que había quedado prendada ante Shawn por la exoticidad del mundo de las drogas, el rock and roll, pitillos, cabezas rapadas y chaquetas de cuero del que su padre había conseguido mantenerla al margen hasta ese momento.

comentando sensaciones tras videar trainspotting

todos lo quisimos, lo ansiamos... buscabamos ese apogeo de luces sumidas en el orgasmico placer que provenia del polvo quemado en una cuchara incluso soñamos con la cabeza de ese bebe dando vueltas sin cesar.. era un sueño para cada uno unirnos a ese grupo de desgracia humana y por un momento ser una pieza mas de la auroescaria de la acid house... nos damos cuenta de que no buscamos una vida y al clavarnos esa aguja somos presos libres hasta que nos vuelvan a encontrar los perros y nos arrastren mordiendonos la oreja al zulo del que por un momento creimos dejar a un lado para no volver jamas... nuestra destruccion es lo que nos salva y nos aleja de los esteriotipos que realmente nadie desea cumplir... pero la pelicula acaba y nuestra patetica existencia continua con el rumbo marcado donde el fin son tres metros bajo tierra en una caja que apenas llega a un metro cuadrado pero lo mas triste es que ahi es donde conseguimos ser mas jodidamente libres

Tyler Durden

«Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas. Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados».

[…]

«No sois vuestro trabajo,

no sois vuestra cuenta corriente,

no sois el coche que tenéis,

no sois el contenido de vuestra cartera,

no sois vuestros pantalones.

Sois la mierda cantante y danzante del mundo».